lunes, 15 de noviembre de 2010

CESAR ARTEAGA CASTRO

Nació en Coro, Distrito Miranda, en 1911 y murió en Caracas en 1959.

Realizó sus estudios de primaria y secundaria en la ciudad de Coro, habiéndose destacado en los mismos por su inteligencia y aplicación. Los estudios superiores (ciencias políticas) los llevó a cabo en la universidad Central de Venezuela, recibiéndose de doctor en 1935. La corte Suprema del Distrito Federal le otorgó el titulo de Abogado de la República en ese mismo año.

Una vez culminado sus estudios se trasladó a la capital del Estado Trujillo, en donde ejerció el cargo de Fiscal del Ministerio Público durante cierto tiempo, para luego regresar a Coro en calidad de juez de Primera Instancia civil y Mercantil y de Ministro de la Corte Suprema de Justicia del Estado Falcón. Muy posteriormente se desempeñó como Juez de Primera Instancia civil y Mercantil del Estado Anzoátegui y, finalmente, como Juez de Primera Instancia en lo civil del Distrito Federal y del Estado Miranda.

Corpulento, de elevada estatura y provisto de natural elegancia, el Dr. Arteaga Castro era también un hombre de expresión culta y elevada cuya presencia infundía gran respeto, y poseía al mismo tiempo mucho dominio sobre sí mismo. su chispeante conversación revelaba siempre su gran sentido del humor, y gracias a esta virtud, así como a su reconocida caballerosidad, era siempre bien acogido en todos los circulos sociales.

En la cátedra de Castellano y Literatura que dictó en el Liceo "Cecilio Acosta" de Coro entre 1940 y 1945, se caracterizó por ser un expositor concienzudo y razonador de la materia, demostrando siempre un perfecto conocimiento de la gramática y de la literatura.

En su obra literaria, recogida en un breve poemario Ayer y Hoy, publicado en 1937, se nos muestra como un bardo culto y de gran fuerza expresiva, al mismo tiempo que pone  de manifiesto su desacuerdo con la poesía que sólo busca la satisfacción del gusto popular y que olvida el carácter eminentemente subjetivo de la creación poética. En este poemario se nota, desde el primer canto hasta el último, que la fuente de inspiración no es otra que la mujer amada, a quien al parecer nunca pudo hacer su esposa.

Muy aficionado a los discursos, gustaba de improvisarlos de forma breve en los bares de coro, exigiendo de igual modo a quienes se encontraban con él en la reunión que los pronunciasen brevemente. Estas alocuciones eran generalmente de tipo humorístico.

Su obra Ayer y Hoy, prácticamente desconocida en el mundo cultural venezolano, merece con toda certeza ser dada a conocer ampliamente, ya que se trata de un poemario de gran valor literario tanto por su elevación espiritual como por su pureza de expresión artística.





Extraído de: Educadores Falconianos. Luis Arturo Domínguez. Publicaciones del Rectorado de la Universidad Francisco de Miranda. Coro 1995.

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